Cazarabet conversa con Alfredo Apilánez:
-Alfredo, qué te llevó a escribir este libro que, desde la lectura, me parece que es una reflexión crítica sobre la posición del ecologismo y de su peso a lo largo de la historia en el que comparto al 100% lo que nos explicas en las primeras páginas que es la hora del planeta, ahora o nunca, solo cabe el saber cuándo acabará lo que tenga que acabar y a ver si puede ser de la mejor manera posible para todos los habitantes—humanos o no—del planeta porque lo que está claro es que a la naturaleza le costará, más o menos, pero ella se reinventa regenerándose poco a poco, pero a su ritmo.
-En primer lugar quería agradeceros la entrevista y el interés que habéis mostrado en el libro, todo un honor para mí.
En cuanto a la pregunta sobre el origen del libro, os diría que se debió a una doble insatisfacción. Por un lado, por supuesto, ante el decurso catastrófico del ecocidio acelerado en él nos hallamos inmersos -la “carrera hacia el abismo” en la que estamos embarcados como especie-, proceso que desde hace muchos años me ha llevado a interesarme y a alarmarme por los certeros diagnósticos del movimiento ecologista y, por otro lado, debido también a la insatisfacción ante las propuestas y el análisis digamos sociopolítico desarrollado por la mayor parte del movimiento ecologista para corregir el rumbo suicida del Titanic en el que vamos embarcados. Diría en fin que el clic que dio pie al libro fue la pobreza y pusilanimidad de los planteamientos del “decrecentismo”, el slogan que agrupa a la crème de la crème del ecologismo llamémosle transformador.
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